Desde la Franja de Gaza un contratista de seguridad estadounidense anónimo, empleado de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Estados Unidos, calificó de «caos puro» y «absolutamente horrible» los puntos de distribución de ayuda, al denunciar lo que describe como «trampas de ayuda» diseñadas para la población palestina, donde las fuerzas israelíes disparan continuamente contra civiles desarmados.

El contratista, que según sus declaraciones, se unió a la misión pensando que era una operación de ayuda genuina, reveló la «horrible» verdad sobre su despliegue. «Pensé que me estaba alistando para una misión de ayuda. Pero lo que he presenciado en Gaza es horrible«.

Asimismo, denunció que a su grupo de 300 contratistas se les proporcionaron ametralladoras y pistolas, a pesar de que «nadie fue examinado para garantizar que tuviera el entrenamiento adecuado». Además, fueron entregadas opciones «menos letales» como gas pimienta y granadas aturdidoras.

El contratista narró cómo, al segundo día de operaciones, su sitio de trabajo fue invadido por civiles palestinos hambrientos, quienes nunca fueron agresivos. Sin embargo, la orden fue expulsar a los solicitantes de ayuda, asegurando que fue testigo de como otros contratistas les disparaban.

En esta misma línea, el contratista de seguridad describió las escenas como desgarradoras donde «mujeres que lloraban y trataban de recoger comida para sus familias» fueron forzadas a irse.

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La complicidad de las fuerzas israelíes es un punto central en el testimonio. El contratista confirmó que el ejército israelí «necesitaba desalojar a esa gente porque iban a pasar» y que «pronto aparecieron con tanques», desmintiendo la idea de que el ejército israelí no está involucrado. En tal sentido, denunció también que las tropas de ocupación establecieron oficinas en los complejos de GHF y que sus tanques y unidades de francotiradores están a cientos de metros de distancia, disparando todo el día contra los palestinos.

Un incidente detallado involucra a «cientos de palestinos que se acercaban a un sitio de ayuda y que fueron atacados por la artillería israelí«.

«Los tanques disparan todo el día cerca de estos puntos de ayuda. Los francotiradores disparan desde lo que solía ser un hospital. Bombas y balas vuelan todo el día en una dirección: hacia los palestinos… Pero nunca hay fuego en la dirección opuesta«, lo que lleva al contratista a calificar estos puntos de distribución como trampas.

Previamente, la oficina de prensa del gobierno de Gaza también calificó los sitios de GHF como «trampas mortales», una designación que ahora resuena con el testimonio de este contratista.

Por su parte, la comunidad internacional, incluyendo la Organización de las Naciones Unidas (ONU), han considerado la GHF como un mecanismo para reforzar el desplazamiento de la población palestina en Gaza, así como una estrategia que viola la dignidad de los ciudadanos.

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Los puntos de distribución están estratégicamente ubicados en el sur de Gaza, con uno cerca del Corredor Netzarim, obligando a los palestinos a recorrer largas distancias bajo bombardeos y fuego. Este testimonio es un llamado urgente a la conciencia global para detener las atrocidades que se cometen bajo el pretexto de la ayuda humanitaria en Gaza.

Desde el lanzamiento de esta iniciativa el pasado 27 de mayo, al menos 245 palestinos buscando asistencia humanitaria han sido brutalmente asesinados y 2.152 heridos por las fuerzas israelíes en estos supuestos sitios de ayuda. Estas cifras, en constante aumento, pintan un panorama de una crisis humanitaria exacerbada.

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